Es un hecho claro que para conocer la persona de Jesús, lo que dijo e hizo, su destino y la fe que suscitó entre sus seguidores, tenemos necesidad de volver los ojos a los documentos escritos procedentes del siglo I de nuestra era que hablan de él.

Las fuentes documentales de la religión cristiana a las que nos referimos en primer lugar son los escritos bíblicos contenidos en el Nuevo Testamento Esta documentación plantea numerosas cuestiones y tendremos que formularlas. Ante todo, deberemos lograr una visión global sobre esta literatura religiosa cristiana.-Esto es lo que ahora nos proponemos. A lo largo del estudio de la religión cristiana que haremos a continuación, tendremos ocasión de examinar de cerca muchos fragmentos y textos del Nuevo Testamento. Esta presentación inicial, la que desarrollamos aquí y la lectura y análisis de textos que iremos haciendo más adelante, nos permitirán una comprensión de esas fuentes v de su valor.

Ya hemos hablado de Antiguo y Nuevo Testamento. Son las dos partes en que dividimos la Biblia ; una formada por un conjunto de libros referidos a Israel y otra, por un segundo conjunto de libros cristianos.

Para un judío la Biblia no es otra cosa que ese conjunto de escritos religiosos de Israel que describen su historia y su religión; lo que hemos denominado Antiguo Testamento.

Un cristiano, en cambio, nos dirá que el Antiguo Testamento tiene una segunda parte, el Nuevo Testamento, que responde a la revelación de Dios en la persona de Jesús donde llega a término la religión de Israel.

¿Qué significa Testamento?. ¿Cuál es su sentido para que pueda designar un conjunto de libros religiosos? En castellano y en cualquier lengua moderna, esta palabra encierra un concepto jurídico: la voluntad última de una persona que entra en vigor cuando esa persona ha muerto. En el lenguaje religioso judío y cristiano, esa palabra tiene otro valor. Testamento traduce el término hebreo berit, que significa alianza o pacto. En el contexto religioso, tanto judío como cristiano, se refiere a la alianza de Dios con Israel.

En el contexto religioso cristiano, esa palabra se refiere al pacto o alianza de Dios con los hombres llevado a cabo por medio de Jesucristo. Observa que, en ambos casos, la idea de alianza no tiene la connotación de «pacto entre iguales», sino de pacto concedido benévolamente por Dios a los hombres.

Vistas así las cosas, nos encontramos, pues, con dos alianzas: la antigua de Dios con Israel y la nueva de Dios con los hombres a través de Jesucristo. Si ahora sustituimos la palabra alianza por testamento (esta polisemia está permitida por la lengua hebrea), resultará que los libros religiosos que contienen y describen la antigua alianza de Dios con Israel, podrán ser llamados Antiguo Testamento y los libros que narran lo acontecido a partir de Jesús serán el Nuevo Testamento.

Es lógico entonces ver cómo, para un cristiano, ambos Testamentos tienen valor. No así para un judío que no reconoce a Jesús como Mesías y que no cree en una nueva alianza entre Dios y los hombres después de la que tuvo lugar en el Sinaí.

Decir libros puede no responder a lo que hoy entendemos por libro. Quizás sería mejor hablar de escritos, pues algunos son extremamente breves por contener sólo algunas páginas. Otros, en cambio, son verdaderos libros, como los EvangeIios.

El Nuevo Testamento está formado por 27 escritos que constituyen los documentos oficiales de la religión cristiana y que son asumidos por los cristianos como libros sagrados, inspirados por Dios.

Tienen por eje y centro la persona de Jesús. Exponen también y explican lo esencial de la fe en Jesús, en su formulación más originaria y primitiva, y los primeros pasos de la comunidad formada por los seguidores de Jesús, la Iglesia.

Los libros del Nuevo Testamento son escritos cristianos. Con ello queremos decir dos cosas: que provienen de escritores cristianos y, en segundo lugar, que contienen la información fundamental acerca de Jesús de Nazaret y de la fe en él como Cristo e Hijo de Dios. Los libros del Nuevo Testamento provienen todos ellos de cristianos: en unos casos, de discípulos directos de Jesús y, en otros, de discípulos de los discípulos primeros que dejaron por escrito sus recuerdos, y desarrollaron aspectos varios de la fe anunciada y proclamada por los primeros mensajeros cristianos.

Su lengua originaria fue el griego, pero no era ya el griego de los grandes escritores de la época clásica, sino un griego más corriente, el del siglo I de nuestra era que se hablaba en Grecia y en toda la parte oriental del Mediterráneo.

En algunos casos, en los evangelios sobre todo, se nota que la lengua griega empleada traduce expresiones, términos y giros de lenguaje que delatan la presencia de una lengua semítica de fondo. Tal lengua es el arameo, la lengua que habló Jesús y en la que se expresó la primera comunidad cristiana de Jerusalén. Este hecho indica que determinados textos o pasajes del Nuevo Testamento son particularmente preciosos por su antiguedad.

Al decir «género literario», nos estamos refiriendo, como sabes, a los diferentes tipos de literatura que se pueden emplear: libros de historia, obras poéticas o dramáticas, novelas, textos jurídicos, etc. Desde este punto de vista, los escritos del Nuevo Testamento contienen un tipo de literatura bastante peculiar. Aunque todos tienen una misma línea directriz, difieren, sin embargo, unos de otros. Esto es lo que nos ha llevado a la afirmación inicial: cada escrito del Nuevo Testamento tiene su propio género literario. De momento, puede servirte de referencia y guía para una primera clasificación el cuadro siguiente:

Santiago St

Evangelio de Cartas de San Pabio: 1 Pedro 1 Pedr

Mateo Mt 2 Pedro 2 Pedr

MarcosMc Romanos Rom 1 Juan 1 Jn

Lucas Lc 1 Corintios 1 Cor 2 Juan 2 Jn

Juan Jn 2 Corintios 2Cor 3 Juan 3 Jn

Gálatas Gal Judas Jd

Efesios Ef

EL GÉNERO Filipenses Fil

HISTÓRICO Colosenses Col EL GENERO

1 Tesalonisenses 1 Tes PROFÉTICO

Hechos de 2 Tesalonicenses 2 Tes

los Apóstoles Hch 1 Timoteo 1 Tim Apocalipsis Apc

2 Timoteo 2 Tim

Tito Tit

Filemón Film

Hebreos Hr

El Nuevo Testamento contiene los escritos fundacionales del cristianismo. Pero estos escritos no nacieron por generación espontánea ni por capricho de sus autores. Tienen su origen en la experiencia única que vivieron los primeros cristianos al encontrarse con Jesús de Nazaret, reconocido por ellos como Mesías e Hijo de Dios.

En una religión como la cristiana, el momento originario se da una sola vez en la historia y nunca más vuelve a repetirse. Esto tiene que resultarte evidente; el encuentro de unos hombres con Jesús de Nazaret tuvo lugar en el siglo I de nuestra era y nunca mas ha vuelto a repetirse un encuentro así.

De aquí se desprende una consecuencia importante: ese momento originario de la religión cristiana va a condicionar para siempre la historia del movimiento religioso allí surgido. Hay dos consecuencias esenciales de las afirmaciones precedentes:

o Que el movimiento religioso cristiano, iniciado en Palestina en el siglo i, ha seguido existiendo hasta nuestros días, sin solución de continuidad durante 20 siglos de historia y que tal movimiento religioso no es otro que la propia iglesia cristiana .

o Que, dada la importancia que tiene para un movimiento religioso como el cristiano lo sucedido en el momento originario, es referencia ineludible para toda la historia posterior de ese movimiento. Por eso la Iglesia de todos los tiempos se ha sentido obligada a volver los ojos siempre a aquella experiencia fundacional, siendo ios escritos del Nuevo Testamento el lugar privilegiado donde se ha encontrado con ella.

Jesús no escribió libro alguno. Sólo sabemos que, en una ocasión, escribió algo y lo hizo sobre la arena. Cuando comenzó el Cristianismo, éste no disponía de escritos oficiales paralelos a los libros del Antiguo Testamento en la religión de Israel. Las primeras comunidades cristianas surgieron cuando los discípulos de Jesús lo anunciaron como resucitado de entre los muertos, como Mesías y Salvador. Poco a poco fueron apareciendo unos escritos que daban cuenta de la enseñanza de Jesús y de sus acciones y vida. Estos escritos fragmentarios fueron circulando por las diferentes comunidades cristianas y lentamente la Iglesia fue disponiendo de un conjunto de escritos sobre Jesús.

Cuando la Iglesia se hubo difundido fuera del área de Palestina y había comunidades cristianas por muchos lugares del Imperio, los apóstoles escribieron cartas a esas comunidades y estos escritos fueron conservados y difundidos por todas partes. Tienes, a continuación, las fechas que nos permiten seguir la historia de la aparición de los escritos bíblincte cirl Ntlavol TnetRmnnto

o Entre los años 30 y 50: No existen todavía escritos bíblicos en la Iglesia. Las comunidades cristianas existentes se alimentan de la palabra viva de los discipuios de Jesús-los apóstoles-. Es probable que, a finales de esta etapa, circularan por las comunidades cristianas resúmenes de lo dicho y lo hecho por Jesús. Esos resúmenes no se han conservado, aunque es probable que muchos hayan quedado incorporados en los textos evangélicos que conocemos.

o Entre los años 50 y 60: Es la época en que actúa San Pabio y funda muchas comunidades cristianas por el Asia Menor y otros territorios del Imperio romano. Escribe entonces sus grandes Cartas. La primera de ellas, 1 Tes, pudo haber sido escrita por los años 49-50. Estos escritos van a ser leídos por todas las comunidades cristianas, además de aquellas a las que iban destinados.

o Entre los años 60 y 70: Se escribieron varias de las llamadas Cartas Católicas. Es también en esta década donde hay que situar el primero de los evangelios que apareció, el evancelio de Marcos.

o Entre el año 70 y finales de siglo: Se escribió el resto de los evangelios (Mt, Lc, Jn) y el libro de los Hechos de los Apóstoles. Son también de estas fecha varias Cartas y el libro del Apocalipsis.

A finales del siglo 1, los escritos que forman el Nuevo Testamento estaban ya redactados y asumidos por la Iglesia.

El libro de los Hechos de los Apóstoles contiene datos sobre la forma en que fue apareciendo el Cristianismo. Aunque este libro se escribió entre los años 80 y 90, en él se han conservado recuerdos y quizás fragmentos de documentos escritos en fechas próximas a los hechos.

Esto sucede especialmente con algunos de los discursos que son puestos en boca de los apóstoles cuando se narran los acontecimientos primeros de la historia cristiana. La lectura y análisis de uno de estos discursos puede sernos útil para sintetizar los contenidos que, con mayor amplitud, se desarrollarán en los escritos del Nuevo Testamento

(Según el libro de los Hechos de los Apóstoles, el día de Pentecostés, es decir, 40 días después de la fiesta de la Pascua en que se produjo el acontecimiento de la resurrección de Jesús, San Pedro se dirigió a los israelitas de Jerusalén para anunciarles a Jesús como Mesías y Salvador. Las palabras que pronuncia son éstas):

En un discurso como éste se toman los ejes esenciales del mensaje cristiano. Se responde en él a las preguntas decisivas que cualquier oyente podía formular. Esos centros de interés son los mismos que debieron de ir aflorando en muchas mentes a lo largo de todo ei siglo 1, cuando escuchaban el anuncio del mensaje cristiano. En realidad, no difieren mucho de las que se hace un hombre moderno cuando se enfrenta con el Cristianismo.

Principales centros de interés observables en el discurso:

* En el discurso se alude a la trayectoria histórica de Jesús: EI hombre a quien Dios acreditó...»; referencia a la «vida pública» de Jesús en Palestina como taumaturgo y anunciador del Reino de Dios.

* Se alude expresamente a la pasión y muerte de Jesús: «Vosotros, por mano de paganos, In matasteis en una cruz».

* Se anuncia y proclama la resurrección de Jesús: «Dios resucitó a Jesús y nosotros somos testigos».

* Se sugieren las explicaciones básicas de lo ocurrido: la muerte de Jesús tuvo lugar «conforme al plan previsto y sancionado por Dios»; «no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio»; «Dios ha constituido Señor y Mesías a Jesús».

* Se narra cómo un primer grupo de judíos acepta la palabra de los apóstoles y cree en lo anunciado por ellos.

* Hay consciencia de que la fe lleva consigo un nuevo modo de actuar concorde con esa fe: «¿Que hemos de hacer?» Primero, creer en Jesús como Mesías, luego iniciar una nueva forma de vida.

Escritos del Nuevo Testamento en los que se desarrollan estos centros de interés.:

* Son los evangelios los escritos que van a desarrollar lo que fue la vida pública de Jesús: su actividad como predicador y taumaturgo.

* Las narraciones de la pasión y muerte de Jesús son uno de los conjuntos más primitivos de los evangelios.

* El tema de la resurrección de Jesús es central en todos los escritos del Nuevo Testamento, en ocasiones como proclama, en ocasiones como explicación.

* Las Cartas de los Apóstoles desarrollarán con amplitud el tema de la resurrección de Jesús, su significado y sus consecuencias.

* El libro de Los Hechos de los Apóstoles informará sobre la difusión de la fe cristiana: la formación de nuevas comunidades cristianas será una réplica de esta comunidad que surgió en Jerusalén en la primera hora.

* Las enseñanzas sobre la conducta que han de tener los cristianos constituye el tema de muchas páginas del Nuevo Testamento, principalmente de las Cartas de los Apóstoles.

Resumiendo el Nuevo Testamento está construido en torno a tres centros de interés:

* la vida de Jesús,

* la fe en Jesús y

* el nacimiento de la Iglesia.

Primer eje: la vida de Jesús

Jesús escogió unos discípulos apara que estuvieran con él» (Mc 3, 14), como testigos presenciales de sus hechos y sus dichos. Esa convivencia de los primeros discípulos con el Jesús terreno, conservada por tradición oral en la memoria de los creyentes, es un punto obligado de referencia al que se remiten para hallar el modelo que les permita afrontar las diversas situaciones de la vida.

No hay que olvidar que la gran mayoría de cristianos del siglo I no conocieron directamente a Jesús. Enfrentados cada día con situaciones comprometidas a las que debían dar respuesta, volvían los ojos a alo dicho» o alo hecho» por Jesús para orientarse y hallar el camino acertado, cifrado en las palabras y conductas de Jesús. Esto es lo que se quiere decir cuando,( hablar de los Evangelios, se afirma que son libros escritos por cristianos» y «destinados a cristianos».

Segundo eje: la fe en Jesús

La contemplación retrospectiva de la vida de Jesús en las primeras comunidades cristianas pasa obligatoriamente por el prisma de su resurrección, que constituye el núcleo central de la fe cristiana. Ahora ya no se trata de informar sobre lo que Jesús hizo o dijo solamente, sino de confesar quien fue en realidad el protagonista de esos hechos y dichos. Y quién fue, Dios lo puso de manifiesto claramente resucitando a Jesús de entre los muertos: el «exaltado a la diestra de Dios», el "poseedor y dador del Espíritu Santo" a los creyentes, el «Señor) universal y el «Mesías» prometido, etc., como atestigua el discurso del Pedro en Pentecostés.

Tercer eje: la vida de la Iglesia

Queda claro que la persona de Jesús es el objeto sobre el que se centra la fe cristiana. Esto se hace siempre desde una situación concreta, en la que existen comunidades cristianas unas en Palestina y otras por territorios de cultura greco-romana.

La situación de estas comunidades cristianas era ya muy diferente de la vivida por Jesús. Tuvieron que enfrentarse con situaciones y problemas nuevos. Por ejemplo, debieron organizarse en comunidades y estructurarlas de forma coherente, tuvieron que responder a problemas múltiples de orden moral que les presentaba la sociedad en que vivían, en el interior de esas comunidades se dieron fallos, como errores doctrinales o conductas reprobables, y hubo que dar soluciones no sólo ocasionales sino institucionales.

Muchos de los textos del Nuevo Testamento están escritos en este panorama, especialmente los Hechos de los Apóstoles y las Cartas tanto de San Pablo como de otros Apóstoles. Pero quizás lo más interesante es que los propios evangelios han sido escritos teniendo en cuenta esta nueva coyuntura.

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