Muerte y Resurección de Jesús, para la Salvación de la humanidad.

1.- La muerte de Jesús, consecuencia de su actuación y mensaje.

Jesús no murió de muerte natural, fue ajusticiado legalmente por las autoridades de su tiempo. Su muerte violenta plantea dos cuestiones de orden histórico:

- ¿Qué delitos legalmente punibles había cometido Jesús para llegar a ser condenado a muerte?/$o que acjuí interesa es descubrir la relación entre esa muerte y su vida comprometida por el Reinado de Dios.

o ¿Conoció Jesús previamente cual iba a ser su destino? Interesa aquí descubrir la forma en que Jesús afrontó su muerte en congruencia con su mensaje religioso.

En ambas cuestiones, así planteadas no salimos del terreno de la historia que describe la trama de los acontecimientos en ese juego de intereses que mueve la convivencia social; y esta descripción histórica tiene la ventaja de mantener vivo el escándalo y la protesta que suscita la muerte legal de un inocente, que fue lo que ocurrió con Jesús.

El marco histórico

Desde un punto de vista histórico analizaremos que la muerte violenta de Jesús estaba ya implícita en su vida público precedente.

La muerte violenta de Jesús fue el resultado de la reacción hostil que provocó su proyecto religioso en sus contemporáneos. Los objetivos y los medios propuestos por su mensaje, asi como la enorme pretensión de autoridad propia que contenía, despertaron la oposición de las autoridades judias que le condenaron como blasfemo. Al final, la sentencia a muerte por sedicioso pronunciada por la autoridad civil le golpeó como un trágico fracaso.

El itinerario de un fracaso.

Según los Evangelios Sinópticos, la mayor parte del ministerio público de Jesús se desarrolló en Galilea, la parte norte de la Palestina judía. Por aquellas tierras, su predicación despertó inicialmente el entusiasmo popular, pero pronto se puso también de manifiesto la ambigüedad de tal éxito y se hizo presente la incomprensión y la resistencia al mensaje de Jesús. Los Evangelios nos hacen asistir al desfile de grupos sociales varios y describen sus reacciones ante Jesús, que se expresan con una sola palabra: la decepción. Basta con una simple enumeración de estas reacciones (intenta verificarlas en tu Biblia) para comprender lo sucedido. Jesús pretendía establecer un Reinado de Dios.

-sin utilidades materiales, con lo que decepciona a las masas populares (Mc 9, 19);

-sin ventajas domésticas, con lo que decepciona a sus familiares (3,20 s. 31 -35);

-sin favoritismos ni «trafico de influencias», con lo que decepciona a sus paisanos y a sus discípulos (6, 3; 10,35-40);

-sin señales espectaculares, con lo que decepciona a los fariseos (8, 11-13);

-sin Ley ni sabiduría, con lo que decepciona a los doctores y escribas (2,6 s. 16.18.24; cf. Mt 11,25);

-sin Templo, con lo que decepciona a los sacerdotes y saduceos (11,18); (27-33);

-sin dinero, con lo que decepciona a los rizos y poderosos (10,17-27);

- sin alianzas con el poder, con lo que decepciona a Herodes (Lc 13, 31-33; 23, 11);

-sin ira vengativa y sin violencia armada, con lo que decepciona a los zelotes (Mt 26,52; Lc 4,19; 9, 51-56);

- sin privilegios raciales, con lo que decepciona a los judíos (Mt 8,10-12);

-con un estilo paciente, humilde y servicial, con lo que decepciona a sus mismos discípulos (Mc 8, 31-33; 9, 33-37).

Las causas del fracaso.

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La enumeración precedente puede parecer larga, pero es necesaria para comprender por qué Jesús chocó con el medio socio-religioso en que vivía. Los textos evangélicos nos permiten fisgar a varias conclusiones:

-Primera: la libertad de Jesus.

Jesús mantuvo en todo momento una soberana libertad ante todos los

grupos y estamentos sociales de su tiempo. Únicamente mostro preferencia por los marginados: pobres, ignorantes, pecadores. extranjeros.

Y esta independencia fue para Jesús la condición indispensable que le permitió su actitud crítica frente a todos,

-Secunda: el escándalo ante Jesús.

~Al mensaje y a la persona de Jesús los rodea una incomprensión general desde el principio de su ministerio, que muy pronto se convierte en escándalo. templos de esta incomprensión son pasajes como Mt 17,17; Mc 8, 31-33; Lc 9,45. El escándalo, que Jesús denuncia con frecuencia, consiste en la decepción que experimentaron sus contemporáneos al comprobar que la oferta religiosa de Jesús no coincidía en absoluto con sus espectativas (Mt 11,6;13,57; 26,31).

-Tercera: indefensión y rechazo de Jesús.

La lógica consecuencia de todo lo anterior es que Jesús se encuentra en una soledad creciente. No puede contar con nadie para su defensa.

Unos (los poderosos) no quisieron hacerlo porque Jesús no les pertenecia; otros (los marginados) no pudieron hacerlo porque Carecían de medios. Así, el escándalo ante Jesús se agudizó precipitadamente hasta llegar al rechazo frontal y a su martirio. A este respecto son muy significativos los frecuentes intentos de acabar con la vida de Jesús ya durante su vida pública (Lc 4, 28-30; Jn 8,59; 10, 31, 39).

El mensaje religioso de Jesús presentaba una novedad tan absoluta y unas exigencias tan radicales, que desautorizó las concepciones de sus contemporáneos y amenazó sus sistemas de seguridad, por lo que decidieron eliminarle apelando a la legalidad vigente.

Los procesos judiciales seguidos contra Jesús

El proceso religioso y la condena por blasfemia.

Los verdaderos motivos de la muerte de Jesús se produjeron en el campo religioso y fueron el resultado de su enfrentamiento con el judaísmo oficial. Su pretensión le hizo persona non grata para el Sanedrin, el tribunal supremo judío, y fue tachado de blasfemo. Ahora bien, ¿en qué consistió propiamente la blasfemia de Jesús? Se han barajado tres hipótesis como respuesta a esta pregunta:

Haberse declarado Jesús Mesias e Hijo de Dios bendito (Mt 26, 63-66).

Aunque esta declaración-Hijo de Dios y Mesías-podia ser interpretada de forma ortodoxa en el judaísmo, los evangelistas que lo narran vincularon a ella la sentencia por blasfemia y la condena a muerte por parte del Sanedrin; señal de que entendieron esa declaración de Jesús en sentido no aceptable por la tradición judía: Jesús se habría apropiado de una dignidad mesiánica que no le Correspondía e incluso se atribuia un carácter divino. siendo hombre.

Haber cometido desacato al santo tribunal del Sanedrin.

El silencio de Jesús en el tribunal, que acentúa con fuerza el Evangelio de Marcos (14,60 ss), vendría a significar que, callandose, Jesús se negaba a colaborar con un tribunal religioso que actuaba en nombre de Dios.

Este comportamiento pudo ser para los miembros del tribunal un claro exponente de la arrogancia de Jesús: pretender estar revestido de una autoridad sobrehumana en virtud de la cual él solo seria el juez legitimo de su propia causa o remitirse a la propia autoridad divina por encima de la legítima institución humana que la representaba. En cualquier caso, Jesús aparecía incurso en el delito de desacato a un tribunal sagrado, castigado, según Dt 17, 12-13, con la pena de muerte.

La heterodoxia de las palabras y actuaciones de Jesús.

A los ojos de las autoridades judías, Jesús se había apartado de la religión of icial de Israel en puntos esenciales: la Ley, el Templo y su misma comprensión del Reinado de Dios. Sin letras ni delegacion oficial alguna, por ser un laico, se había atrevido a contradecir a los intérpretes legítimos de la tradición religiosa de Israel y de los representantes de Dios en la tierra: los sacerdotes, los letrados, etc. Todo esto era suficiente para considerarlo blasfemo, faiso profeta y embaucador del pueblo.

El proceso civil y la condena por sedición

Históricamente parecen incuestionables tres datos sobre la muerte de Jesús: la sentencia definitiva de Pilato; el motivo de la sentencia, hacerse rey de los judíos; la cruz como instrumento de la ejecución de la sentencia. Estos tres datos hablan de una condena política, lo que es extramamente llamativo. A pesar de que Jesús dejo muy claro que su proyecto era estrictamente religioso y no político, al final fue ejecutado por la autoridad civil de los romanos como perturbador social y usurpador del poder, en un suplicio reservado a esclavos, criminales o insurrectos. ¿Cómo se explica esta contradicción? Se han avanzado tres hipótesis explicativas:

- El Sanedrín, autoridad suprema del judaísmo, estaba privado de la potestad de ejecutar sentencias capitales por la ocupación romana. A este motivo se refiere el texto del Evangelio de Juan 18, 31. Esta sería la razón por la que las autoridades judías tuvieron que solicitar de Pilato la condena a muerte de Jesús.

- El Sanedrín no logró la unanimidad en su juicio contra Jesús por blasfemia, aunque tuviera poder para la lapidación de reos (caso de Esteban, según Hech 7, 54-8, 3). No hay que olvidar que Jesus tenía amigos en el Gran Consejo, Nicodemo y José de Arimatea. En cualquier caso, el traslado de la causa de Jesús al poder civil romano suponía la imputación de delitos civiles o políticos contra Jesús.

- Pilato, el procurador romano, tenía la obligación de tutelar el respeto de la legalidad vigente. Por eso intervino con todo derecho en el proceso seguido contra Jesús, lo que demuestra que la pretensión de Jesús en el judaísmo teocrático poseía una dimensión política inevitable.

La transferencia del juicio de Jesús al poder civil pude deberse, pues, a una hábil maniobra del Sanedrín o bien a un trámite obligado de la jurisprudencia romana. Pero en este ámbito civil era preciso apoyar la denuncia en cargos políticos: la insurrección y el fraude fiscal (Lc 23, 2.5). Por ellos Pilato formula su interrogatorio (Mt 27, 11 y par) y por ellos condena a Jesús.

Históricamente, parecen indiscutibles tres datos:

- la condena por el Procurador Romano, Pilato;

- la causa de la condena escrita en el letrero sobre la cruz: haberse Rey de los judíos (Mt 27, 37);

-el sistema de la ejecución: la crucifixión.

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