Muerte y Resurección de Jesús, para la Salvación de la humanidad.
Los títulos dados a Cristo en el Nuevo Testamento
Examinemos, por último, otras de las expresiones más importantes de la fe pascual: se trata de los títulos cristológicos.
Cualquier personaje de relevancia histórica recibe, sobre todo después de su muerte, ciertos epítetos o calificativos con los que el grupo social al que perteneció pretende describir su semblanza, sus cualidades principales y la misión central que desempeñó en vida. por ejemplo: el Cid Campeador, Jaime I El Conquistador, etc. Estos apelativos son siempre un buen camino para conocer en síntesis la personalidad del Personaje en cuestión v su misión histórica.
Algo parecido ocurrió con Jesús. Su resurrección puso al descubierto aspectos y atributos de su personalidad que hablan permanecido ocultos durante su vida terrena precedente; o, al menos, convenció a sus discípulos de las caracteristicas personales de su Maestro, que ellos torpemente no supieron ver mientras convivieron con Él, a pesar de indicios fehacientes. Sabían que habla dicho y hecho Jesús, pero no supieron del todo quien fue Él verdaderamente. Para ellos, Jesús había sido en gran medida, un desconocido. Los evangelistas aluden frecuentemente a este dato de la incomprensión, de la incredulidad y del escándalo ante la persona de Jesús.
Pues bien, resucitándole de entre los muertos, Dios proclama solemnemente ante los ojos atónicos de sus dissipulos quién era verdaderamente Jesús; y ellos expresaron ese nuevo conocimiento con múltiples apelativos y títulos que interpretán teológicamente la persona de Jesús y sus funciones históricas A partir de ese momento, le llaman Señor, Hijo de Dios, Siervo paciente, Mesías, Palabra de Dios, Cabeza de la Iglesia, Juez de los últimos tiempos (¿Hijo del hombre?).
A continuación, ofrecemos una serie de citas biblicas en las que podrás Verificar estos títulos atribuidos a Jesús por las primeras comunidades cristianas.
-Jesús es El Señor: Hech 2,36; Rom 10,9; Fil 2,11.
-Jesús es El Hijo de Dios: Mt 16,16; Mc 3,11; 15,39; Jn 1,49; 11,27; Hech 9,20; 1 Jn 4,15.
-Jesús es El Siervo Paciente: Mt 12,15-21; Hech 3,26; (todo ello a la luz de Is 53).
-Jesús es El Mesías (Bel Cristo): Mt 16,16; Jn 7,41; 11,27; Hech 2,36; 1 Jn 2,22.
-Jesús es La Palabra de Dios: Jn 1, 1-3. 14.
-Jesús es la Cabeza de la Iglesia: Col 1,18.24; Ef 1, 22s; 5,23.
-Jesús es El Juez de los últimos tiempos (¿Hijo del hombre?): Jn 5,22 27; Mt 26,64; Hech 10,42.
3.- Significado de la Resurección de Cristo, según la Fe cristiana.
Podemos formular así el contenido da la fe cristiana en la resurrección de Crieto
La resurrección de Cristo por una parte es el coronamiento de la existencia y de la obra de Jesus, y, por otra, la inauguración del Reinado de Dios y de la mision de la Iglesia hasta que Cristo vuelva.
El significado de la resurrección para Jesús mismo
La resurrección de Jesús tiene una repercusión sobre su misma persona y, a traves de él, sobre su proyecto religioso.
Repercusiones de la resurrección sobre la Dersona de Jesús
El mensaje más obvio que transmite el anuncio pascual de la resurrección eo que Cristo vive, después de haber sido muerto y sepultado. ¿Cómo hay que entender esta vida del Resucitado? Lo analizamos en sucesivas afirmaciones:
o Dios ha rehabilitado la persona de Jesus
Esto quiere decir que Jesus no ha resucitado solamente en el recuerdo de sus discípulos o que sólo ha resucitado su causa y su programa religioso. Es la realidad misma personal de Jesús la que vive, ese mismo Jesús con el que convivieron sus discípulos durante su vida terrena, al que mataron en la cruz y sepultaron en la tumba de José de Arimatea.
«Si Cristo no ha resucitado-escribirá San Pablo-, entonces nuestra predicación no tiene sentido ni vuestra de tampoco...»
(I Cor 15,14)
o Jesús vive con una vida nueva y espiritual
Nueva: si es una vida nueva, es que es distinta de la vida terrena. La resurrección no se limita a devolver a Jesús lo que ya tenía antes de morir. La resurrección de Cristo no es equiparable, por ejemplo, a la resurrección de Lázaro, narrada en el capitulo 11 del Evangelio de Juan, porque no consiste en la reviviscencia de un muerto que retorna a la vida para finalmente volver a morir algún dia definitivamente. Jesús, según la fe de los discipulos, no resucita para volver a esta vida, sino para entrar en una vida nueva. La vida de Cristo resucitado es ya una vida irreversible, puesto que
Sabemos-escribe San Pablo-que Cristo resucitado de la muerte no muere ya más, que la muerte no tiene dominio sobro ~1 »
(Rom. 6.9)
Espiritual, San Pabio califica esta nueva vida del Resucitado como vida espiritual, y la contrapone a lo que fue la vida de Jesus en la tierra. La vida terrena de Jesús fue de humillación, determinada por el ámbito de la debilidad de la carne. La vida celeste es de gloria, determinada por la fuerza del Espíritu de Dios.
o La vida de Cristo resucitado es plenamente divina
Otra manera de expresar la novedad de la vida del Resucitado es calificarla de «divina». Con ello se pretende afirmar:
-que la resurrección es una acción salvadora de Dios en Jesús muerto,
en virtud de la cual es arrancado del poder de la muerte e introducido para siempre en una vida plena y definitiva. Así hay que leer las expresiones bíblicas que dicen que aDios resucitó a Jesús» o, de forma pasiva, que aJesús fue resucitado por Dios»;
-que Jesús es Dios.
Esta divinidad de Jesús esta afirmada en tres momentos sucesivos por la fe pascual:
* primero, a partir de la resurrección, que es considerada por las comunidades apostólicas como la máxima revelación de la plena condición divina de Jesús:
* segundo, proyectando esa divinidad con efectos retroactivos sobre la vida terrena de Jesús. La resurrección de Jesús ha manifestado una condición divina que Él ya tenía desde el primer instante de su concepción, si bien en una situación semioculta y humillada, y, por tanto, incomprendida para sus contemporáneos.
Estos dos estadios de la divinidad de Cristo aparecen claramente distinguidos por San Pabio en Rom 1. 2-4:
... estadio terreno:
«La buena noticia se refiere al Hijo de Dios que, por linea carnal, nació de la estirpe de David...
... estadio glorioso:
...y, por linea del Espíritu santificador, fue constituido Hijo de Dios en plena fuerza por su resurrección de la muerte...
* tercero y último paso, la fe pascual permite descubrir a los Ap¿stoles la pre-existencia de Jesús en el seno de Dios, tan fuertemente afirmada por San Pabio v Dor San Juan. Baste recorfl:3r aetne tacto
«Jesús es imagen de Dios invisible, nacido antes que toda criatura, pues por medio de él se creó el universo celeste y terrestre, lo visible y lo invisible,... él existe con anterioridad a todo y todo tiene en él su consistencia» (Col 1,15-17). o<AlprincipEo ya existía la Palabra, y la Palabra era Dios... Mediante ella se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo hecho» (En l,ls). «Así habló Jesús: "Padre, gloria came tú a tu lado dándome la gloria que teníá junto a ti antes que existiera el mundo» (En 17,5). Más lapidariamente: «En Cristo reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente» (Col 2, 9).
-que, por ser divina, la vida del Resucitado no ha dejado de ser humana, antes al contrario, ha alcanzado la perfección última de la condición celeste, prevista por Dios para el hombre. La resurrección de Cristo es la realización de la utopía humana por la que Jesús luchó durante su vida terrena: un hombre para los demás, por ser el hombre-de-Dios.
Repercusión de la resurrección sobre el proyecto religioso de Jesús
JESÚS TEÑÍA RAZÓN
La resurrección desautoriza a quienes dieron muerte a Jesús
Segun el testimonio del libro de los Hechos de los Apóstoles, éstos fueron perseguidos y encarcelados cuando proclamaban la resurrección de Jesús; esto quiere decir que hablar de la resurrección de Jesús era tema peligroso que provocaba el enfrentamiento con las autoridades de Israel y se convertía en amenaza para los predicadores cristianos. ¿Por qué? Porque el hecho de que Dios hubiese resucitado a Jesús equivalía a desautorizar a las autoridades religiosas judías. Venía a decir que Dios estaba a favor del que habíaj7matado y en contra de los dirigentes de Israel. La condena a muerte de Jesús había sido la condena de un inocente.
«Vosotros habéis rechazado al santo y al justo, y pedisteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó, nosotros somos testigos.»
(Hech 3, 14-15)
Dios rehabilita el proyecto de Jesús
Jesús había acabado su vida con una muerte violenta a causa de la conflictividad social provocada por su proyecto religioso. Ahora bien, al desautorizar esa muerte en la resurrección, Dios rehabilita de forma automática el proyecto de Jesús dándole vigencia histórica universal y perpetua
Por lo tanto, anunciar la resurrección de Jesus no es sólo decir que Jesus vive, es también, y precisamente a causa de ello, reconocer que Jesús tenía razón, que su proyecto es el camino que salva al hombre.
Podemos resumir diciendo::
La te en la resurrección de Cristo actúa de dos maneras en relación con el proyecto de Jesús:
o por una parte, lo convierte en un programa de vida universalmente válido y perpetuamente vigente;
o por otra, el compromiso histórico del cristiano encuentra en la resurrección de Cristo su garantía última de exito.
4.- La humanidad salvada por Dios en Jesucristo.
Con este apartado terminamos el panorama histórico que hemos presentado de la vida-muerte-resurrección de Jesucristo. Durante veinte siglos los cristianos han vuelto sus ojos a aquellos acontecimientos protagonizados por Jesús, para asegurar que en ellos gravita la suerte definitiva de la humanidad entera. Y así han expresado esta certeza fundamental de su fe: la humanidad ha sido salvada por Dios en Jesucristo.
Contestamos a tres preguntas a tres preguntas:
¿En qué consiste la salvación? ¿Quién es el autor?
¿Con qué medios la ha llevado a cabo?
¿En qué consiste la salvación?
La mejor manera de saber en qué consiste la salvación cristiana es repasar el vocabulario bíblico en que se expresa. «Salvar» es sustraer a alguien de un peligro en el que está a punto de perecer. Esta idea general es expresada por la Biblia de mil maneras: liberación de la esclavitud, victoria sobre los enemigos, purificación de la mancha, iluminación de la obscuridad, resurrección de la muerte, perdón del pecado, reconciliación con D-ios, reparación de la culpa, rescate y redención del hombre, satisfacción o prop,Mación de Dios mediante un sacrificio de expiación, justificación del hombre, etc.
¿Cómo hemos sido salvados por Cristo? Los medios de la salvación
Jesucristo nos ha salvado en todos los momentos de su peripecia terrena; lo que nos salva es toda la secuencia encarnacion-vida-muerte-resurrección de Cristo. Trataremos de hacer explicito este principio general con sendas afirmaciones del Nosno.ilin Vaticano II.
Jesucristo nos salva ya en su encarnación
" EI Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo con todo hombre. En él, la naturaleza humana asumida ha sido también en nosotros elevada a una dignidad sin igual, devolviendo a la descendencia de Adán la semejanza divina, deformada por el pecado" ( Constituci6n sobre la Iglesia en el mundo actual, Ge, 22).
La encarnación del Hijo de Dios ya es salvación para el hombre. El texto citado entiende que el hombre sólo se ha visto plenamente realizado za imagen de Dios» (Gen 1,26s) cuando en Jesús se ha unido a la divinidad; cosa que ha tenido lugar en la encarnación del Verbo. Ahora bien, la «imagen divina» es incompatible con el pecado; por éso, al darnos en la encarnación su propia imagen (al divinizarlos), Dios elimina el pecado de nuestra naturaleza.
Jesucristo nos ha salvado con su vida terrena
Dice el Concilio Vaticano ll:
" EI Hijo de Dios, gracias a su encarnación, trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nracido de la Virgen Maria, se hizo verdaderamente uno de nosotros, semejante en todo a nosotros menos en el pecado» (GS 22).
No se puede salvar a nadie desde fuera; sólo se puede salvar a alguien identificándose con él en todo menos en el pecado. Éste ha sido el sistema empleado por Dios en nuestra salvación. La encarnación le dio a Dios la posibilidad de vivir un destino histórico de hombre en igualdad de condiciones con el resto de la humanidad: su inteligencia, su voluntad, su corazón, sus manos, etc; en todo igual a nosotros. Durante su ministerio público Jesús vivió esta identificación con todo hombre a través de la identificación con los más desvalidos del mundo, en lucha permanente contra toda dependencia de poderes extraños: enfermedad, la muerte, el pecado, el dinero, la ansiedad por el futuro, la tiranía despótica de líderes políticos y religiosos, etc.
Lo más importante es que este sistema de salvación es portador de un testimonio del amor de Dios que contagia a los seguidores de Jesús, comprometiendoles en la misma empresa y ampliando así el radio de su eficacia salvadora: por imitación del ejemplo de Jesús.
Jesucristo nos ha salvado con su muerte cruenta
Dice el Concilio Vaticano ll:
" Con la entrega libérrima desu sangre Jesús nos mereció la l Eda. En él Dios nos reconcilió consigo y con nosotros 12 nos liberó de la esclavitud del diablo y del pecado... Padeciendo por nosotros, nos dio ejemplo para seguir sus pasos» ( GS 22).
En este texto conciliar subyacen imágenes que el Nuevo Testamento aplica a la muerte de Cristo Dara explicar su eficacia salvadora universal; por ejemplo:
-la entrega de su sangre como precio pagado por Jesucristo en rescate
o redención de la humanidad. Textos del N.T. lo afirman explícitamente.
Pop
«El Hijo del hombre ha venido a dar su vida en rescate por todos (Mc 10,45J. Habéis sido rendimEdos por la sangre preciosa de Cristo ( Pe 1, 18s).
Pero debe quedar claro que en ningún pasaje del Nuevo Testamento se dice que Dios (y mucho menos el diabio) exigieran la sangre o la vida de Jesus para redimir al hombre. Dios no la necesitaba, y el diablo no tiene frente a Dios ningún derecho sobre/hombre, ni siquiera en el supuesto del pecado.
la entrega de la sangre sugiere también la idea de sacrificio cruento, que la t, adición eclesial ha aplicado a la muerte de Jesús. Pero ¿en qué consiste, hablando con propiedad, el sacrificio de Cristo? Desde luego no sólo en su muerte, sino en toda su vida vivida en obediencia al Padre y en solidaridad con los hombres. Esto es lo que afirma la carta a los Hebreos 10,5-10.
«Al entrar en el mundo Jesús dice: sacrificios y ofrendas no los quisiste;... entonces diVe: Caqui estoy yo... para realizar tu designio, Dios Mio"».
La muerte de Jesús sera sacrificio como expresión suprema de su servicio al Reinado de Dios y como acumulación de la conflictividad que te acarreó este servicio.
- la «reconciliación con Dios» es el resultado que el Concilio atribuye a la salvación acaecida en Jesucristo. Esta reconciliación nos habla de la recuperación de la amistad con Dios perdida por el pecado. Pero, ¿se puede decir acaso que
* Dios se ha convertido en enemigo del hombre por el pecado de éste?
* el justo enojo de Dios por el pecado humano ha recibido cumplida satisfacción por la sangre de Cristo?
El Concilio tiene sumo cuidado en evitar estas expresiones y cita implícitamente a 2 Cor 5,18s:
«Todo viene de Dios, que nos reconcilió consigo a través de Cristo... porque Dios estaba en'Cristo reconciliando al mundo consisto.»
A la luz de este texto habrá que reconocer que
* Dios no odia al hombre ni siquiera después de su pecado;
* Dios no está a la espera de un justo desagravio por el pecado, sino que de el parte la iniciativa en la reconciliación del mundo consigo;
* Dios no se satisface con la sangre de nadie, y menos con la de Cristo, sino con la perfección del hombre;
* la muerte de Cristo, en consecuencia, no es prueba de la crueldad de Dios, sino testimonio de su amor por los hombres, gracias al cual Dios se ha hecho solidario con los hombres hasta la muerte (porque nosotros morimos) y una muerte en cruz (porque nosotros matamos).
- la «liberación de la esclavitud del diabio y del pecado» es el segundo efecto que el Concilio atribuye a la obra redentora de Cristo.
¿Que hay detrás del término «liberación»?
La Sda. Escritura presenta la historia de la salvación humana bajo la metáfora de una batalla de Dios contra los enemigos del hombre. Su victoria en esta lucha consigue la liberación de la humanidad.
«Cristo, con su muerte, redudo a la impotencia al que tendida el dominio sobre la muerte, es decir, al diablo» (lleb 2,14).
No cabe duda que nos encontramos aquí ante una representación mitológica. ¿Qué debemos retener de ella? nos parece que esto:
* el poder de Dios es soberano, único y absoluto. Hay que descartar cualquier equiparación entre Dios y Satanás. El demonio no tiene ningún poder alternativo frente a Dios y carece de todo derecho sobre el hombre, aún en la hipótesis del pecado;
* el poder de Dios es el poder del amor, de la solidaridad y de la gracia, no el del desquite o la venganza;
* el amor de Dios y su solidaridad con el hombre exige renuncia; por eso Jesús «se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo hasta la muerte» (Fil 2,6-11);
* solo en estas condiciones la renuncia es victoria y liberación del hombre, como lo prueba la resurrección posterior de Cristo.
Cristo resucitado eta la nueva humanidad salvada
El Concilio Vaticano II también atribuye a la resurrección de Cristo una eficacia salvadora para la humanidad:
«Cristo resucitó; constituido Señor por su resurrección,... obra ya por la virtud de su Espíritu en el corazón del hombre despertando el anhelo del fututo, alentando, purificando y robusteciendo los generosos propósitos,... Por medio de este Espíritu se restaura internamente todo el hombre» (G/, 22,38).
Dos cosas dice el texto:
- que la resurrección ha otorgado a Jesús un señorío universal, sometiendo todos los poderes existentes bajo sus pies (1 Cor 15,24-27). La resurrección de Cristo es, pues, la victoria más resonante de Dios sobre los enemigos del hombre: el Pecado, la Muerte y la Ley (1 Cor 15,54-57); (Rom 6,8-11);
- que el medio por el que Jesús ejerce este señorío sobre el mundo es su Espíritu. La fuerza del Espíritu, que resucitó a Jesús de entre los muertos, está puesta a disposición de la humanidad entera en orden al logro de su redención definitiva (Rom 8,11 23).
En Cristo resucitado Dios ha dado real cumplimiento a lo que parecia una utopia: la nueva humanidad en la que ya se han llevado a plenitud todos los dinamismos latentes en la humanidad vieja.
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